Pablo Picasso
Pablo Picasso. Figura
excepcional como artista y como hombre, Picasso fue protagonista y creador
inimitable de las diversas corrientes que revolucionaron las artes plásticas
del siglo XX, desde el cubismo hasta la escultura neofigurativa, del grabado o
el aguafuerte a la cerámica artesanal o a la escenografía para ballets. Su obra
inmensa en número, en variedad y en talento se extiende a lo largo de más de
setenta y cinco años de actividad creadora, que el pintor compaginó sabiamente
con el amor, la política, la amistad y un exultante y contagioso goce de la
vida. Famoso desde la juventud, admirado y solicitado por los célebres y
poderosos, fue esencialmente un español sencillo, saludable y generoso, dotado
de una formidable capacidad de trabajo, enamorado de los barrios bohemios de
París, del sol del Mediterráneo, de los toros, de la gente sencilla y de las
mujeres hermosas, afición que cultivó sin desmayo.
Pablo Diego José Ruiz Picasso, conocido luego por su segundo
apellido, nació el 25 de octubre de 1881, en el n.º 36 de la plaza de la Merced
de Málaga, como primogénito del matrimonio formado por el pintor vasco José
Ruiz Blasco y la andaluza María Picasso López. El padre era profesor de dibujo
en la Escuela Provincial de Artes y Oficios, conocida como Escuela San Telmo.
La primera infancia de Pablo transcurrió entre las dificultades económicas de
la familia y una estrecha relación entre padre e hijo, que ambos cultivaban con
devoción. El niño era un escolar menos que discreto, bastante perezoso y muy
distraído, pero con precoz facilidad para el dibujo, que don José estimulaba.
En 1891 la familia se traslada a La Coruña, en cuyo
Instituto da Guarda son requeridos los servicios del padre como profesor. Pablo
inicia sus ensayos pictóricos, y tres años más tarde su progenitor y primer
maestro le cede sus propios pinceles y caballetes, admirado ante el talento de
su hijo. En 1895, Ruiz Blasco obtiene un puesto docente en la Escola d'Arts i
Oficis de la Llotja de Barcelona. Pablo resuelve en un día los ejercicios de
examen previstos para un mes, y es admitido en la escuela. En 1896, con sólo
quince años, instala su primer taller en la calle de la Plata de la Ciudad
Condal.
Dos años más tarde obtiene una mención honorífica en la gran
exposición de Madrid por su obra Ciencia y caridad, todavía de un realismo
académico, en la que el padre ha servido de modelo para la figura de un médico.
La distinción lo estimula a rendir oposición al curso adelantado en la Academia
de San Fernando, mientras sus trabajos, influidos por El Greco y
Toulouse-Lautrec, obtienen nuevas medallas en Madrid y Málaga.
En 1898 realiza su primera muestra individual en Els Quatre
Gats de Barcelona. Finalmente, en el otoño del año 1900 hace una visita a París
para ver la Exposición Universal. Allí vende tres dibujos al marchante Petrus
Mañach, quien le ofrece 150 francos mensuales por toda su obra de un año. Pablo
es ya un artista profesional, y decide firmar sólo con el apellido materno. En
1901 coedita en Madrid la efímera revista Arte Joven, y en marzo viaja
nuevamente a París, donde conoce a Max Jacob y comienza lo que luego se llamará
su «período azul». Al año siguiente expone su primera muestra parisiense en la
galería de Berthe Weill, y en 1904 decide trasladarse definitivamente a la
capital francesa.
Picasso se instala en el célebre Bateau-Lavoir, en el número
13 de la calle Ravignan (hoy plaza Hodeau), alojamiento variadamente compartido
por artistas sin blanca, entre otros el también español Juan Gris. Allí trabó
amistad con Braque y Apollinaire, y se enamoró de Fernanda Olivier. Durante
tres años Picasso pinta y dibuja sin cesar, rendido a la influencia de Cézanne,
mientras elabora con Braque las líneas maestras del cubismo analítico, cuya
gran obra experimental, Las señoritas de Aviñón, es pintada por Picasso en
1907.
Pronto sobreviene el asombro y el escándalo ante un estilo
deforme que rompe todos los cánones y va ganando nuevos adeptos, al tiempo que
su audaz inventor expone en Munich (1909) y en Nueva York (1911). Pablo ha
encontrado una nueva compañera en Marcelle Humbert, y siempre seguido por
Braque, se lanza a crear el cubismo sintético, que los acerca al borde de la
abstracción (en su extensa y tan variada obra, Picasso jamás llegaría a
abandonar la figuración). Poco después se muda de Montmartre a Montparnasse, y
se abren exposiciones suyas en Londres y Barcelona.
En 1914, con el estallido de la Primera Guerra Mundial,
llegan las tragedias: Braque y Apollinaire son movilizados, y Marcelle muere
súbitamente ese otoño. Pablo abandona prácticamente el cubismo, y busca otros
caminos artísticos. Los encuentra en 1917, cuando por medio de Jean Cocteau
conoce a Serguéi Diáguilev, que le encarga los decorados del ballet Parade de
Erik Satie. El fin de la guerra le trae un nuevo amor, la bailarina Olga
Clochlova, y también un nuevo dolor: la muerte de Apollinaire a consecuencia de
una grave herida en la cabeza. Se casa con Olga en 1918, y hasta 1925 trabaja
en diversos ballets que dan cauce a su evolución pictórica.
Un viejo retrato de su madre, pintado en 1918, le valdrá el
millonario premio Carnegie de 1930, que le permite adquirir una suntuosa villa
campestre en Boisgelup, y pasarse más de un año viajando por España. Por
entonces vuelve a la escultura y mantiene un romance con Teresa Walter, del que
nace su primera hija, Maya. La Clochlova inicia un escandaloso juicio para
conseguir el divorcio, que el juez se niega a conceder. Despechado, Picasso se
enamora de Dora Maar.
Al estallar la Guerra Civil, Picasso apoya con firmeza al
bando republicano, y acepta simbólicamente la dirección del museo del Prado,
mientras en 1937 pinta el Guernica en París. Dos años después se realiza una
gran exposición antológica en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Deprimido
por el triunfo de los nacionales y la posterior ocupación de Francia por los
nazis, pasa la mayor parte de la Segunda Guerra Mundial trabajando en su
refugio de Royan.
En 1944 se afilia al Partido Comunista Francés y da a
conocer 77 nuevas obras en el Salón de Otoño. Después se entusiasma por la
litografía y por la joven y hermosa pintora Françoise Guillot, con la que
convive hasta 1946. Se inicia así su etapa de Vallauris, en la que trabaja en
sus magníficas cerámicas. Con Françoise tendrá dos hijos: Claude, nacido en
1947, y Paloma en 1949.
En 1954, el infatigable anciano se fascina por una
misteriosa adolescente de delicado perfil y largos cabellos rubios llamada
Sylvette David, que acepta posar para él a cambio de uno de los retratos, a su
elección. El trato se cumple y su resultado produce algunas de las obras más
conocidas y reproducidas del pintor, como el famoso perfil de Sylvette en la
butaca verde.
Si la fascinación por la etérea Sylvette había sido
platónica, no tuvo el mismo cariz su atracción por Jacqueline Roqué, joven de
extraordinaria belleza a la que tomó como compañera en 1957, un año antes de
pintar el gigantesco mural para la UNESCO. Fértil milagro del arte y de la
vida, Picasso seguiría creando, amando, trabajando y viviendo intensamente
hasta morir en 1973. Dejó tras de sí la mayor y más rica obra artística
personal de nuestro siglo, y una fabulosa herencia que provocó agrias disputas
hasta recaer en un ser de pacífico nombre: su hija Paloma.
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