JULIO ROMERO DE TORRES
JULIO ROMERO DE TORRES
(Córdoba 1874 - 1930)
Hijo del también pintor Rafael Romero Barros, director del
Museo de Bellas Artes de Córdoba, comenzó su aprendizaje a las órdenes de su
padre en la Escuela de Bellas Artes de Córdoba a la temprana edad de 10 años.
Gracias a su afán por aprender, vivió intensamente la vida cultural cordobesa
de finales del siglo XIX y conoció ya desde muy joven todos los movimientos
artísticos dominantes de esa época.
En 1890 pinta los que sería su primera obra conocida La huerta
de los Morales
Julio Romero de Torres participó con intensidad en todos los
acontecimientos artísticos de Córdoba y España. Ya en el año 1895 participó en
la Nacional en Madrid, donde recibió una mención honorífica. También participó
en las ediciones de 1899 y 1904, donde fue premiado con la tercera medalla. En
esta época inició su experiencia docente en la Escuela de Bellas Artes de
Córdoba.
En 1906, el Jurado de la Nacional rechazó su cuadro
Vividoras del Amor, lo que provocó que el Salón de Rechazados fuera más
visitado que las salas de la Exposición Nacional. Ese mismo año marchó a
Madrid, para documentarse y satisfacer su inquietud renovadora. Después realizó
viajes por toda Italia, Francia, Inglaterra y los Países Bajos.
En 1907 concurrió con los pintores más renombrados de la
época a la exposición de los llamados independientes en el Círculo de Bellas
Artes. Poco después obtuvo por fin su primera medalla en la Nacional del año
1908 con su cuadro Musa gitana. También recibió el primer premio en la
Exposición de Barcelona de 1911 con el Retablo de amor, y dos años después en
la Internacional de Múnich del año 1913. En la Exposición Nacional de 1912,
cuando Romero de Torres aspiraba a la medalla de honor, su obra no fue
reconocida, lo que provocó que sus admiradores le entregaran una medalla de oro
cincelada por el escultor Julio Antonio. Cuando sus cuadros tampoco fueron
premiados en la Exposición de 1915 con la medalla de honor decidió retirarse
definitivamente de las Exposiciones Nacionales. En 1916 se convirtió en
catedrático de Ropaje en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, instalándose
definitivamente en la capital. A partir de aquí, su obra comenzó a representar
el pabellón español en diversos certámenes internacionales, convocados en
París, Londres, etc. Sin embargo, el gran momento de éxito se produjo en Buenos
Aires, el año 1922. En agosto de ese mismo año Julio Romero de Torres había
viajado a la República Argentina acompañado de su hermano Enrique, y en los
últimos días de este mismo mes se inauguró la exposición, que fue presentada en
el catálogo por un espléndido texto de Ramón Valle-Inclán. La muestra
constituyó un éxito sin precedentes. Fue miembro de la Real Academia de Córdoba
y de la de Bellas Artes de San Fernando. También exhibió su obra en la
Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929, y en múltiples exposiciones
individuales en nuestro país y en el extranjero.
A principios de 1930, Julio Romero de Torres, agotado por el
exceso de trabajo y afectado de una dolencia hepática, volvió a su Córdoba
natal para tratar de recuperarse. Pintando en su estudio de la Plaza del Potro,
realizó entre los meses de enero y febrero la que sería su obra final y más
célebremente conocida, La chiquita piconera.
Museo Julio Romero de Torres.El 10 de mayo de 1930 moría
Julio Romero de Torres en su casa de la Plaza del Potro en Córdoba, hecho que
conmocionó a toda la ciudad. Las manifestaciones de duelo general que produjo
su muerte, en las que participaron en masa desde las clases trabajadoras más
humildes hasta la aristocracia cordobesa, dejaron patente la inmensa
popularidad de que gozaba el pintor cordobés.
Obras más importantesEl grueso de su obra se encuentra en
Córdoba en el Museo Julio Romero de Torres, donde se puede admirar el amplio
repertorio de cuadros que fueron donados por su familia, por coleccionistas
privados o comprados por el Ayuntamiento. Entre las obras más destacadas de
este maestro figuran Amor místico y amor profano, El Poema de Córdoba, Marta y
María, La saeta, Cante hondo, La consagración de la copla, Carmen, y por
supuesto, La chiquita piconera o El retablo del amor.
Como escribe en su ensayo Fco. Zueras Torrens, las
características principales de su obra están repletas de contenido y profuso
estudio de cada elemento presente en el cuadro. Así, éstas se pueden resumir
en: - Simbolismo - Precisión de forma y dibujo- Luz suave en ropajes y carnes -
Extraña luz de escenarios - Poética artificiosidad de escenarios - Dominio de
la morbidez - Capacidad enorme para representar la figura humana - Paisajes que
refuerzan el simbolismo - Paisajes donde la realidad se convierte en alegoría -
Paisajes listos para ser degustados por el alma "sin detenerse en la
superficie coriácea de las cosas - Paisajes desmaterializados para su última vivencia
con el espectador.
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