CELSO LAGAR

CELSO LAGAR (Ciudad Rodrigo-Salamanca 1891- Sevilla 1966)

Celso Lagar (Ciudad Rodrigo, 4.2.1891-Sevilla, 6.9.1966) ha pasado a la historia del arte del siglo XX como el pintor del circo, pero su vida y obra son mucho más que eso. Sobre todo y ante todo, Lagar, es un digno representante de la consideración social del artista en la contemporaneidad, es decir, alguien que tras un aprendizaje inicial en la vanguardias históricas de Paris, busca un camino de expresión propio con una serie de temas personales y fácilmente identificables entre sus contemporáneos. Pero, además, Celso Lagar también es un bohemio introvertido, una persona depresiva y absolutamente dependiente de su compañera, Hortense Begué, una escultura con la que compartirá su vida desde que la conoció en 1912 hasta la muerte de ésta en 1956. Nos encontramos, en el caso de Lagar, con un "pintor maldito" (sin gran éxito de público, atormentado, pobre...) que, precisamente por ello, tiene todos los mimbres para triunfar en una época como la actual marcada por el "revival". Así, la fortuna crítica de Lagar ha mejorado considerablemente en los últimos años cuando, coincidiendo con el centenario de su nacimiento, se le ha redescubierto para el público con una serie de exposiciones antológicas.
La trayectoria vital y profesional de Celso Lagar puede dividirse en cuatro etapas bien delimitadas por los acontecimientos históricos que le tocó vivir (las dos guerras mundiales). Las dos grandes guerras influrían poderosamente en la vida de Lagar pero no así en sus planteamientos artísticos marcados, desde su consolidación artística tras la Primera Guerra Mundial, por una temática propia (paisajes, bodegones y, sobre todo, las escenas circenses) y una serie de influencias constantes (Goya, Cezanne...).
La primera de estas etapas será la del aprendizaje que llegará hasta la forzada marcha de París cuando estalle la Primera Guerra Mundial. Quizá como consecuencia del oficio de ebanista de su padre, Gumersindo Lagar, inició su formación en el campo de la escultura. Desde su Ciudad Rodrigo natal marchó a Madrid para entrar a formar parte del taller de uno de los mejores escultores del momento, Miguel Blay. Será el propio Blay quien aconseje a Lagar marchar a Paris a continuar su aprendizaje, justo en el momento en el que la capital francesa era el centro del mundo artístico mundial. Como buen discípulo, Lagar marchará a París aunque antes, durante 1910 y 1911, visitará Barcelona donde entablará una serie de contactos que le serán posteriormente muy útiles.
En marzo de 1911 Lagar llega a París y allí realizará una serie de esculturas, la mayoría de ellas hoy perdidas. Durante esos años es cuando conocerá a Hortense Begué, su compañera el resto de su vida, el insigne escultor Joseph Bernard y a Amedio Modigliani con quien entabla una breve pero intensa amistad que le influenciará poderosamente durante este período. Será precisamente en ese momento cuando, paulatinamente, abandone la escultura en favor de la pintura como se constatará en su regreso a París tras la Primera Guerra Mundial.
El estallido de la Primera Guerra Mundial supondrá, en la vida y obra de Celso Lagar, el inicio de su segunda etapa. Marchará a Barcelona donde permanecerá durante la guerra y, aprovechando los contactos de su anterior estancia, realizará una serie de exposiciones en donde hay una preeminencia ya clara de su labor como pintor que le servirán para lograr un cierto reconocimiento en Cataluña y su carta de presentación, a la postre, a su regreso a París.
El estallido de la Primera Guerra Mundial supondrá, en la vida y obra de Celso Lagar, el inicio de su segunda etapa. Marchará a Barcelona donde permanecerá durante la guerra y, aprovechando los contactos de su anterior estancia, realizará una serie de exposiciones en donde hay una preeminencia ya clara de su labor como pintor que le servirán para lograr un cierto reconocimiento en Cataluña y su carta de presentación, a la postre, a su regreso a París.
Celso Lagar volverá a Francia en 1919 donde se asentará definitivamente. Nos encontramos, hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial, en el momento de esplendor del artista. Durante este período, Lagar expondrá sus obras en las mejores galerias parisinas, su producción es abundante y constante, su estilo se personalizará y su dedicación a la pintura será plena. Tanto en su residencia en París como en sus estancias, desde 1928, en Normandía desarrollára un producción artística con unos temas muy concretos: bodegones, reminiscencias españolas, paisajes y sus celebradas escenas circenses. Pasado ya el período de influencias vanguardistas de todo tipo (cubismo, fouvismo, etc.), Celso Lagar encontrará un camino propio marcado fundamentalmente por la inspiración goyesca y picasiana. Paulatinamente su paleta se hace más fría pero los temas siguen siendo los mismos y el reconocimiento de crítica y público aumentará.
El estallido de la Segunda Guerra Mundial será el inicio del fin de la época dorada de Lagar. Obligado a emigrar de París con la ocupación nazi, Lagar y Hortense se refugian en los Pirineos franceses en medio de unas condiciones de vida muy difíciles que pudieron afectar al equilibrio psicológico del artista. El regreso tras la liberación de París, aunque no fracasado, no tuvo tanta repercusión como el autor creía. Su tiempo había pasado. Lagar continuará su camino artístico con los mismos temas e idéntica técnica pero el coleccionista ya buscaba nuevos otros contenidos y modos. Aunque las exposiciones continúan, éstas ya no son en las mejores galerías y las ventas se resienten. Poco a poco, el éxito se difumina y las penurias económicas afectan a la pareja que se ve obligada a pedir dinero a sus amigos.


Será este el momento en el que se inicie la última etapa en la vida de Celso Lagar. Con el ingreso el 30 de enero de 1956 de Hortense en el hospital Broca, Lagar cae en una profunda depresión que le llevará, posteriormente, al psiquiatrico de Sainte Anne y a poner fin a su labor artística. Son años muy duros, de profunda depresión, de la que no saldrá hasta el final de sus días a pesar de la labor de recuperación de su obra que inicia el galerista Crane Kalman, verdadero redescubridor del arte de Celso Lagar en la segunda mitad del siglo XX. Ya sin pintar, se realizaron, por orden judicial, dos subastas de las obras que permanecían en su taller, para pagar su estancia en el manicomio hasta que en octubre de 1964 regresa a España viviendo en Sevilla con una hermana hasta su muerte el 6 de septiembre de 1966.

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