ANTÓN FAILDE
ANTONIO FAILDE GAGO, escultor nacido en Ourense en 1907 y fallecido en 1979.
BIOGRAFÍA
De origen humilde, su madre emigra a América cuando el pequeño
Antón tiene poco más de un año. Vive en ámbitos aldeanos con sus abuelos,
dedicado al cuidado del ganado. Su aprendizaje de escultor lo inicia en Piñor,
siguiendo los pasos de su tatarabuelo, «canteiro» que trabajó incluso al tacto,
cuando en la ancianidad se quedó ciego. A los doce años, Antón trabaja como
cantero en Ourense, en tareas industriales, que le dan un gran dominio del
oficio. Se matricula en la Escuela de Artes y Oficios, donde es alumno de un
magnífico didacta, Luis Fernández Xesta, que tanto ha influido en la formación
de artistas orensanos. Con el maestro Núñez aprende a tallar madera, y con
Daniel Piñeiro continúa su cotidiana labor. Al concluir el primer cuarto de
siglo XX, Failde tiene ya su propio taller, y en él se inicia en la verdadera
creación artística, convencido de que puede ser un escultor personal a partir
de su oficio de cantero y tallista. En Ourense convive con otros artistas y
estudia apasionadamente en la catedral, con pórtico de la escuela del Maestro
Mateo, genial escultor del Pórtico de la Gloria compostelano. También acude al
museo, a empaparse de las viejas formas de la piedra, desde las muestras
ibéricas hasta la imaginería religiosa del Barroco. Traba amistad con los
intelectuales de la generación «Nós» : Risco, Cuevillas, Otero Pedrayo. Failde
comienza a expresarse en la talla directa del granito del país, a partir de la
lección del románico y del gótico. Se cultiva en constantes lecturas. Poco
antes de la guerra civil es becado por la Diputación orensana para seguir
estudios en la Escuela de San Fernando de Madrid. El avatar bélico trunca su
carrera. Concluida la contienda, regresa a Ourense y gana una plaza de profesor
en la Escuela de Artes y Oficios, puesto que desempeñó, hasta su cese
voluntario, en 1956. Entre sus alumnos destaca un escultor en cierto modo
identificado con él, Arturo Baltar. Failde tardó mucho tiempo en exponer su
obra personal. Las primeras muestras datan de 1949, en Ourense, 1950 en Vigo y
en 1951 en Buenos Aires. En la ciudad viguesa alcanza considerable eco, dentro
del escaso ambiente artístico que por entonces se vivía en un medio
eminentemente industrial. Al fin aparece en Madrid, en 1953. La crítica más
exigente elogia a este escultor diferente, tradicional, modernísimo a un
tiempo. Envía obra a la II Bienal Hispanoamericana en La Habana, y a la tercera
edición, de 1956, en Barcelona. La resonancia de sus aportaciones le lleva a
ser elegido miembro correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando, en 1957. Su gran muestra madrileña la efectúa en la sala de la
Dirección general de Bellas Artes, en 1960. Realiza algunos monumentos
públicos, como el de Alfonso X el Sabio, de gran tamaño, en la villa de
Puentedeume, en 1970, y el busto de Bolívar, en Vigo, algo anterior. Vuelve a
exponer en Madrid en 1968, dos veces más en Vigo, en las salas de Caixavigo,
cuyo Centro Cultural le dedicará una antológica póstuma en 1986. También lleva
su obra a Caracas, en 1979, año en el que fallece el escultor, en su ciudad
natal, a primeros de junio. La obra de Failde Gago figura en el Museo de Arte
contemporáneo de Madrid y en todos los de Galicia. Instituciones de enseñanza
como los Hermanos Maristas, solicitan su obra para el colegio de Ourense, donde
tiene relieves de considerable entidad. La obra de Failde está presidida por la
ternura, la sencillez y una sabia y exquisita simplificación, de una
sensibilidad intimista que responde muy bien a su carácter. Era un hombre
menudo, recio, algo tímido, aunque con voluntad indomeñable. Emparentado
directamente con el románico, parece que retomó los cinceles que abandonaron
los maestros del siglo XII para hacer suyo un espíritu religioso absolutamente
encantador, sonriente, sin drama. A veces se remontaba mucho más atrás, y
algunos de sus torsos, tallados como gran parte de su obra directamente en el
duro granito gallego, parecen piezas del período ibérico anterior a la era
cristiana. El mundo infantil está muy presente en su obra, con ejemplos
absolutamente inefables de dulzura y encanto. También la maternidad es tema
reiterado, así como los grupos músicos o lúdicos. No solía trabajar en grandes
dimensiones, pero sus pequeñas piezas poseen la grandiosidad de concepto que
está reservada a muy pocos creadores de las formas corpóreas.
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