Maruja Mallo
MARUJA MALLO (Vivero-Lugo
1902 - Madrid 1995)
Maruja Mallo es una artista de la generación de 1927 y es
una de esas artistas de la llamada vanguardia interior española que cabe situar
en algunos periodos de su producción en la órbita del surrealismo más canónico
y sobre las que se realiza un rescate intermitente pero incompleto en
colectivas de los años 70 y en monográficas de forma más reciente.
Su formación comenzó en Avilés, por los azares profesionales
de su padre que era funcionario del Cuerpo de Aduanas, en la Escuela de Artes y
Oficios y en estudios particulares. En Asturias comenzó a exponer antes de
trasladarse a Madrid para completar su formación al igual que su hermano el
escultor Cristino Mallo en la Facultad de Bellas Artes de San Fernando
asistiendo al tiempo a la Academia Libre de Julio Moisés.
Su primera exposición individual tuvo lugar en 1928 en los
Salones de Revista de Occidente. Por entonces realizaba una obra en la línea de
la nueva objetividad o realismo mágico en célebre fórmula del importante texto
de Franz Roh publicado en 1927, con la serie de Verbenas y las Estampas que de
dividirían en populares, deportivas, de máquinas y maniquíes y cinemáticas.
De su intensa colaboración con Alberti hasta 1931 quedarían
los decorados del drama "Santa Casilda" (1930), testimonios en los
libros "Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos" y
en "Sermones y moradas". Por esos años –según Cyril Brian Morris-
Alberti parecía poner en palabras lo que expresaba con el pincel Maruja Mallo,
a ella dedicó El ángel falso de Sobre los ángeles. Son los años de la serie
Cloacas y campanarios, cercana a los planteamientos de la Escuela de Vallecas
de Alberto Sánchez, Benjamín Palencia, Miguel Prieto, Souto, Rodríguez Luna y
Eduardo Vicente de la que formó parte. También estaba próxima esta obra a la
poesía de Oliverio Girondo.
Su primera exposición en París tuvo lugar en la Galería
Pierre Loeb en 1932. Había viajado allí con una pensión de la Junta de
ampliación de Estudios (de escenografía en concreto) para una año de estancia
en el que suscita el interés de André Breton que adquiere su Espantapájaros
(1929) y que le proporciona la amistad de Jean Cassou además del contacto con
Picasso, Miró, Péret, Aragon, Arp, Magritte y el grupo Abstraction-Création del
que formaba parte Joaquín Torres-García. Un año después entraría en contacto
con el Grupo de Artistas de Arte Constructivo con el que Torres-García trasladó
a España la experiencia parisina y del que formaban parte Manuel Ángeles Ortiz,
Moreno Villa, Alberto, Palencia y Luis Castellanos empeñado en la traducción
del tratado de La Divina Proporción de Luca Paccioli. Adopta la sección áurea
como base de su trabajo y comienzan los trazados armónicos preparatorios de sus
lienzos. Formula nociones como la matemática viviente del esqueleto, afirma su
interés por la creación de un lenguaje universal basado en los principios de la
geometría que tiene su correspondencia con los principios constructivos de
Torres-García.
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