Baltasar Lobo
Baltasar Lobo nació en Cerecinos de Campos, Zamora, el 22 de
febrero de 1910 y falleció en París, el día 4 de septiembre de 1993. Fue un
dibujante y escultor español muy conocido por sus composiciones que representan
madres e hijos.
Nacido en Cerecinos de Campos, Zamora, España, se trasladó a
París, Francia en 1939 donde su escultura tuvo influencias de Constantin
Brancusi y Jean Arp. La obra de Baltasar Lobo fue expuesta en la Galerie
Vendôme en la Rue de la Paix junto con la de notables artistas como Henri
Matisse, Fernand Léger, Maurice Utrillo y Pablo Picasso. Baltasar Lobo fue uno
de los artistas que contribuyó al proyecto de la Ciudad Universitaria de
Caracas e hizo las ilustraciones para la traducción inglesa de la obra Platero
y yo de Juan Ramón Jiménez. En 1984, fue galardonado con el Premio Nacional de
Artes Plásticas de España.
Baltasar Lobo murió en 1993 y fue enterrado en París en el
Cementerio de Montparnasse. El Museo Baltasar Lobo está en la ciudad de Zamora,
próxima a su lugar de nacimiento. Actualmente se está llevando a cabo una
rehabilitación del castillo de Zamora a manos de Moneo, con el fin de albergar
el museo de Baltasar Lobo.
La vida, del que se iba a convertir en el escultor zamorano
de mayor renombre internacional en el siglo XX, arranca un 22 de febrero de
1910 en el seno de una familia humilde de Cerecinos de Campos, Zamora. Ya desde
la infancia, su espontánea habilidad para el dibujo y el modelado, así como su
temprana y decidida vocación artística, dirigieron sus pasos por el camino de
la escultura. Con 12 años entró como aprendiz en el taller del
escultor-imaginero Ramón Núñez en Valladolid, a la vez que se iniciaba como
modelador en la Escuela de Artes y Oficios. Gracias a una beca en 1927 puede
continuar su formación en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid,
donde también pudo asistir a las clases de Círculo de Bellas Artes,
especializándose en la talla directa de la madera y el mármol. Durante estos
años descubre con admiración la obra de los grandes artistas españoles del
momento, Picasso, Dalí, Miró o Gargallo entre otros.
En 1934 su esposa Mercedes Composada Guillén, Lucía Sánchez
Saornil y Amparo Poch y Gascón fundaron la revista Mujeres Libres, que era
portavoz de la Federación Mujeres Libres, en pro de la liberación de la mujer
obrera. Era una revista para mujeres y escrita por mujeres. Vetó la
colaboración de hombres, a excepción del artista Baltasar Lobo, que era
ilustrador y maquetista de la publicación.2
Durante la Guerra Civil en el bando republicano se apasiona
por las ideas anarquistas, adhiriéndose a la CNT y dibuja para numerosas
publicaciones ácratas de la época.
Al final de la guerra en 1939 toma el amargo camino del
exilio junto a su esposa Mercedes Comaposada Guillén. Se mueven por varias
ciudades francesas hasta fijar definitivamente su residencia en París.
En la capital del arte moderno entabla pronto amistad con
Pablo Picasso y el escultor Henri Laurens, en cuyo taller trabajará unos años y
de quién tomará su interés por simplificar las formas, su afición por los
volúmenes curvilíneos, así como su concepto de estructuración poscubista de la
escultura.
Durante la década de los 40 va a ir perfilando su estilo, empezará
con una figuración muy simplificada en relación con las formas populares y con
un cierto carácter arcaico, por Ej. “Ídolo” (1941), “Campesina” (1942); para
continuar por caminos de creciente abstracción y depuración de las formas. Su
deseo por indagar en el desnudo femenino se traducirá en una iconografía
repleta de “bañistas” y “maternidades” y más tarde en los centauros y las
ninfas. Así, a partir de los años 50 veremos un Lobo ya maduro con un lenguaje
propio e inequívoco que aúna en sus esculturas la rotundidad de volúmenes con
una gran perfección en el modelado de las formas, especialmente elocuente en
las piezas realizadas en mármol y bronce pulidos, en las que el escultor
aprovecha la plasticidad táctil y luminosa del material hasta obtener obras
radiantes, dotadas de una bellísima y oscilante transparencia interior. Ej.:
“Levante”(1962), “Al Sol” (1970).
El sentido monumental de su obra alcanzará su plenitud con 2
esculturas urbanas basadas en desnudos masculinos: “A los españoles muertos por
la libertad” (1948), monumento en piedra que se levanta en Annecy y “El
homenaje al poeta León Felipe” (1983), bronce que encontramos en Zamora.
Desde muy pronto, a diferencia de lo que le pasaría en
España, la obra de Lobo fue objeto de una importante difusión dentro de Francia
recorriendo también galerías y museos de ciudades como Praga, Bruselas,
Luxemburgo, Zürich, Caracas o Tokio, lo que le otorgará desde los años 70 un
lugar destacado dentro de la escultura contemporánea europea.
Hasta 1960, en que El Museo de Arte Contemporáneo de Madrid
le organiza una retrospectiva, el escultor zamorano no pudo reencontrarse con
su público, para el que había pasado demasiado tiempo desapercibido.
Posteriormente la Galería Theo seguiría de cerca la trayectoria del artista.
Su reconocimiento internacional se tradujo también en
numerosos premios y distinciones como el Premio André Susse de Escultura
(1958), el Premio Jacques Lenchener (1974), el Premio Oficial de las Artes y
las Letras (Francia, 1981), la Orden Andrés Bello del Gobierno de Venezuela
(1989) y la Medalla de Oro Susse Fréres Fondeul. Los galardones en España
llegarían necesariamente tras el cambio político: el Premio Nacional de Artes
Plásticas de 1984 y el Premio de Castilla y León de las Artes de 1985.
En la década de los 80 afortunadamente se estrecharon sus
lazos con la tierra que le vio nacer y que él nunca quiso olvidar, así en 1984
podrá celebrar su primera exposición en Zamora y, dos años después, la VIII
Bienal de esta ciudad, le dedicará una sala especial en homenaje a su
fructífera trayectoria artística
Por desgracia la muerte le sorprenderá en París a los 83
años cuando estaba preparando, en colaboración con diversas entidades públicas
y financieras, un ambicioso proyecto museográfico para la exhibición y estudio
de su obra en la capital zamorana, y que en un futuro no muy lejano esperamos
se convierta en una total realidad; mientras se encuentra una ubicación
definitiva, gracias al Patronato Baltasar Lobo podemos disfrutar de una
exposición permanente de parte de su obra en la iglesia románica de San
Esteban, acondicionada para tales efectos.
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